4/27/2010

ANÉCDOTAS DE PLAYA I


Cuando viajo a Caracas me causa gracia cuando las personas que me conocen al momento de presentarnos, me preguntan en donde vivo, yo les digo: Higuerote…

Luego de un breve silencio, de una mirada fija y evaluando mi seriedad me preguntan ¿en serio? – si en serio, que tiene de raro – le contesto con mi gesto característico de desagrado cuando me consideran mentiroso, si apenas estamos conociéndonos, después de otros encuentros comienzo a mentir, es lo lógico

- pero vives ahí ¿no? O sea, ¡que no es que naciste ahí!
- claro que nací en Higuerote ¿no me ves? – ahí ya introduje una mentirilla piadosa a ver a donde va la vaina
- ¡Coño pero es que eres catire con los ojos claros!

Ahí es donde no me aguanto y comienzo a mentir de verdad:

- ¡Si vale yo nací allí en el Hospital General de Higuerote!
- ¿Y por que no eres negrito?
- Coño porque la enfermera me lavó en una ponchera llena de cloro y me quitó el pigmento, ¡¿Por?!
- No por nada, solo curiosidad ¿Y por que tienes los ojos verdes?
- Ah porque la pendeja para quitarme el cloro de los ojos me echo cera cruz verde, ¡muchacho bobo!

La conversa la puedo llevar a límites inimaginables: fue un trabajo que me echaron en Birongo, o soy albino, etc. La gente se asombra porque soy de Higuerote, como si tuviera la culpa de no haber nacido negrito, vaya payasada… pero eso no es lo más asombroso, lo que sigue es más impactante…

- ¡Coño que fino playa todos los días!, ¡como me gustaría vivir así!

Si porque la otra es que creen que la gente de Higuerote no trabaja, no estudia ni tiene familia ni nada, vive de rumba en rumba, playa en playa, tomando cerveza y comiendo parrilla todos los días. Ahí les contesto con toda la verdad:

- No pana, a mi no me gusta la playa, llevo años que no voy a la playa y si voy no me baño, la arena de la playa me incomoda y en el pueblo se viven los días con intenso calor y cuando uno va a la playa después siente mas calor porque seguimos ahí en el pueblo, la playa se la dejamos a los turistas y vacacionistas – contesto con un aire de desafortunado destino que me toco vivir

- ¡NOOOOOOOO puede ser!, que arrecho

Si es arrecho, pero es así. Pero hay que entender que comer pollo todos los días obstina. La rutina, el “siempre los mismo” cansa y el resultado es ese, Los de higuerote nos divertimos subiendo a Caracas a ver cine y los caraqueños gozan bajando a nuestras costas, lo que es igual no es trampa…