Hace años un amigo me decía con autoridad que debíamos ser mentes superiores, no rebajarnos a las sutilezas carnales y dominar nuestros impulsos naturales para realzar un comportamiento adecuado a los más altos niveles de tolerancia y moderación.
Y es verdad, debemos tener esa capacidad. La de vernos en las mas complejas situaciones y salir de ellas de manera simple y elegante, porque la mente superior puede controlar la reacción desordenada y (como agua en un envase) trasegarla a cordura con decisión y acción oportuna. La mente superior te puede salvar la vida.
La mente superior esta en cada uno de nosotros, como diría un evangélico new age. La encontramos también en las masas, como por ejemplo aquellos judíos que aun mantienen las estructuras físicas de sus cárceles, de sus centros de aprehensión, conservándolos como patrimonio histórico de una realidad que vivieron. La encontramos recientemente en World Trade Center, derrumbado y vuelto tumba colectiva de miles, que cuyo recuerdo permanecerá gracias a las mentes superiores que pueden digerir ese dolor y seguir adelante.
No la encontramos en aquellos que quieren olvidar, hace años derrumbaron a La Rotunda y crearon el Reten de Catia, para luego derrumbarlo y vivir a El Rodeo y a El Yare, etc. La mente superior no está en aquellos que destruyen un monstruo para crear otro. El dolor se enfrenta, la realidad se enfrenta, no se olvida porque trae la maligna oportunidad de repetir con creces lo que deseamos olvidar. Por eso es necesario vivir tratando de tener o mantener una mente superior
En estos días mi amigo, el mismo que me hablaba de la mente superior, revisando su computadora vio unas fotos que delataban a su pareja en actos de adulterio. Yo lo miré y al ver su jeta rozando el suelo le dije: Pana, mente superior…
